martes, febrero 28, 2006

Los judíos de Teruel un poco más cerca. "Si uno no sabe historia, no sabe nada: es como ser una hoja y no saber que forma parte del árbol"


Iglesia de San Pedro, junto a la judería.


La presencia judía en Teruel se documenta desde el siglo XIII y dura hasta su expulsión en 1492, si bien una gran parte de las familias se convirtieron al cristianismo. Tuvieron una gran influencia en lo económico y comercial, y contribuyeron al desarrollo de las otras culturas gracias a la usura. En la actualidad apenas quedan restos de las juderías, pero éstas todavía tienen un potencial turístico importante.

Teruel es conocida como la ciudad del mudéjar y uno de los lugares de España donde más se extendió esta cultura. Pero junto a ésta y la cristiana, predominante en todo momento, convivieron los judíos entre el siglo XIII y el XV, cuando fueron expulsados de España.

La cultura judía ha sido la gran olvidada en la Historia, pero ahora un libro del profesor Miguel Ángel Motis Dolader, la cartilla turolense “Los Judíos de Teruel en la Edad Media”, recupera la memoria histórica de este pueblo y contextualiza su verdadera importancia en lo social, económico y cultural. La presencia judía en la provincia comienza a darse tras la concesión del Fuero de Teruel (siglo XIII) y la conquista de Valencia, constatado por medio de documentos por primera vez en 1258. La mayor concentración se dio en la capital turolense, pero hubo importantes asentamientos en Albarracín, Montalbán, Alcañiz, Híjar, Oliete, Molinos, Castellote y Albalate del Arzobispo.

En la capital se asientan cerca del Torreón de Ambeles y tejen un entramado de calles estrechas que ha durado hasta nuestros días, extendiéndose por las cercanías de la Iglesia de San Pedro. En la actualidad todavía existe en Teruel la calle y la plaza de la Judería, si bien ha desaparecido todo resto visible de esta cultura.

Las aljamas o comunidades judías en las ciudades no eran muy numerosas, en el caso de Teruel capital se llegaron a contabiliza unas 350 ó 400 personas en su máximo esplendor, pero sí fueron fundamentales para el desarrollo socioeconómico de la ciudad, ya que conformaban una importante clase media con una gran influencia comercial y económica.

Los judíos regentaban algunos de los comercios más importantes de la ciudad, y favorecieron el comercio con todas las regiones limítrofes. Además, en su condición de banqueros prestaron grandes cantidades de dinero a las otras comunidades (cristiana y musulmana) lo que favoreció su desarrollo.

Tal fue su importancia en este sentido, que a juicio del profesor Motis Dolader, tras su expulsión en 1492 comenzó un declive económico muy importante en la provincia que afectó a su desarrollo futuro. En este sentido, tampoco ayudó la persecución a la que fueron sometidos por parte de la Inquisición las familias conversas al cristianismo (cerca del 70% del censo).

Según el autor de la Cartilla Turolense, este retroceso económico tiene reflejo en la actualidad, ya que de haber permanecido en España las comunicaciones no hubieran sido tan defectuosas a lo largo de los siglos, y eso se vería reflejado en la actualidad.

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