lunes, agosto 07, 2006

La educación de los hijos entre los aztecas.



“Exhortación con que el padre así habla, así instruye a su hijo para que bien viva”:

1 Hijo mío, mi collar, mi pluma, preciosa, has venido a la vida, has nacido, has venido a salir a la
tierra (…)

7 Ama, agradece, respeta, teme, ve con temor, obedece, haz lo que quiere el corazón de la madre, del padre, porque es su don; porque a ellos les corresponde el servicio, la obediencia, el respeto. Porque no podrá estar en pie, no podrá vivir aquel que no obedezca, que no quiera servirles, que no quiera honrar a su madre, a su padre (…)

8 Y háblale bien a la gente, ruégale mucho a las personas, respétalas, témelas, obedécelas, porque así vivirás, así estarás de pie. No sigas el camino de aquel que está allá embriagándose, que anda emborrachándose, que en sus manos escupe (…) que da alaridos, que da voces (…) que levanta los hombro a su madre, a su padre. Ya no los respeta, sólo contra ellos se vuelve, ya no les teme, ya no los tiene en algo (…) Ya no sale por su salida, ya no vive en su lugar de vivir, ya no corre en su lugar de correr (…).

11 Y no te rías, no te burles, no hagas bromas del anciano, de la anciana o del enfermo, del de boca torcida, del ciego, del tuerto o del manco (…) o de aquel en quien la enfermedad está, o de aquel que sufre con los errores, o de quien frente a ti incurrió en faltas (…)

15 Y si te burlas de la gente, así, no saldrás humano. Con chile, con humo verás la tierra [todo se te volverá oscuro]. Cuando mueras, junto a tu orina, junto a tus heces entrarás [serás repudiado, recibirás castigo]. Y si respetas a los hijos de Dios, solo con tranquilidad, solo con alegría morirás.

16 Y no descalabres a alguien, no empujes a la gente en ningún sitio, no la repelas (…) Y no hables sin consideración en ningún lugar, no le ganes [quites] la palabra a las personas, no cortarás así la palabra a las personas, no desatinarás a la gente, no le harás olvidar las buenas palabras con las que se conversa. (…) Y si es tu ocasión de hablar o de que seas interrogado, sólo así hablarás con rectitud, ninguna falsedad dirás, de nadie murmurarás. Al hablar, al responder, no como tonto, tampoco como un soberbio.

32 (…) en ningún lugar andes perturbando a la gente, no enfrentes a las personas, no como cazuelas, no como vasijas las revuelvas. No dividas a las personas, no las hagas apartarse entre sí (…)

(“Testimonios de la antigua palabra –Huehuehtlahtolli-.” Traducción del nahualt y edición de Miguel León Portilla y Librado Silva. Historia 16. Madrid 1990)

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