Alguien voló sobre el nido del cuco
Estos guerreros de El Asir intentan salvar, a cara descubierta, lo que queda de sus costumbres en color frente a la uniformidad en blanco y negro del reino wahhabita. Durante mucho tiempo escondidos en el corazón de una región escarpada prohibida por Riad, estas tribus preislámicas de caballeros llegarán a ser un objeto de curiosidad. Autopistas y hoteles amenazan su originalidad inédita en un país donde la imagen es sacrilegio. Un islote cultural descendiente directo de la antigüedad preislámica.
Los adolescentes exhiben un curioso peinado, signo distintivo que pone a los incircuncisos al abrigo de conflictos, al mismo nivel que las mujeres, los niños y los ancianos. La circuncisión supone el paso de niño a varón adulto. Al acceder al estatuto de "hombre completo", se expone así a la venganza de sangre, puede participar en los conflictos, casarse y establecer su propio campamento. Mantendrán los cabellos largos como signo distintivo de su plena virilidad. Es por eso que la circuncisión guarda, en las tribus de la Tihama, su caracter primitivo de rito de tránsito. El prepucio es seccionado normalmente pero la operación es retrasada hasta la adolescencia. Junto a esta práctica, existe otra llamada "gran circuncisión" que no se limita sólo al prepucio sino que se extiende al pene, escroto y bajo vientre. Se espera del muchacho un valor indubitable que le valdrá el respeto de los hombres y la admiración de las mujeres. Si la madre constata la menor debilidad de su hijo, ella se corta un pezón en señal de desprecio, y la novia lo rechaza. Con sus ojos ribeteados de kohol, los hombres parecen directamente salidos del Antiguo Testamento.
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